El término «versal» hace referencia a nuestras mayúsculas. Su nombre, según José Martínez de Sousa en su Diccionario de bibliología y ciencias afines, «deriva de la mayúscula con que antiguamente se iniciaba cada uno de los versos de una poesía, aunque ortográficamente no le correspondiera». La versalita, por su parte, es una letra con el trazo de la mayúscula pero cuya altura es equivalente al de una letra minúscula. Dicho de otra manera, es, en teoría, una «mayúscula pequeñita». Sin embargo, en la práctica, el tamaño no coincide milimétricamente con el de una minúscula, ya que los tipógrafos deben diseñarlas con base en su efecto óptico. Las versalitas constan, a su vez, de mayúsculas y minúsculas: las mayúsculas se corresponden con las mayúsculas de la redonda, mientras que las minúsculas son las versalitas como tales. Así ocurre en el caso de la «V» en el siguiente ejemplo: Versalitas.
Los principales usos de las versales son los siguientes, de acuerdo con José Martínez de Sousa en Ortografía y ortotipografía del español actual:
Ahora que conocemos los usos más comunes de las versalitas, conviene saber cómo ponerlas. En Microsoft Word, una manera de ponerlas consiste en seleccionar la palabra que se desea poner en versalitas y aplicar el comando Ctrl.+Shift+L.
También se pueden introducir las versalitas del siguiente modo: hacemos selección de la palabra o palabras en cuestión y pinchamos sobre ellas con el botón derecho; entramos en «Fuente…», seleccionamos la casilla «Versalitas» (small caps, si tenemos el programa en inglés) y hacemos click en «Aceptar». Voilà! Ya tenemos nuestras palabras en versalitas.
¡Ojo! Hay que tener en cuenta que la palabra ha de estar escrita en minúscula para poder aplicar la versalita. Por lo tanto, si se quiere escribir «siglo XX» y poner «XX» en versalitas, habrá que escribir «xx» en minúsculas y después activar la función tipográfica de la versalita. Si no, la «mayúscula pequeñita» no será visible en nuestro texto, pues parecerá una mayúscula.